Noticias de Arquitectura: Peter Harmsen para La Nación
Pekín (AFP). -Si bien el Cubo de Agua (estudio PTW), mítico por los ocho oros del nadador estadounidense Michael Phelps en Pekín 2008, se reconvirtió en cierto modo en piscina pública, el emblemático estadio olímpico conocido como el Nido de Pájaro (Herzog y De Meuron) es como un enorme desierto que no alberga competiciones.
Para China, las instalaciones debían servir ante todo para albergar un momento capital para su prestigio mundial que iba más allá del tema económico", analiza Seth Grossman, director ejecutivo de una agencia de comunicación para el este de China. Según el especialista, los estadios, gimnasios y velódromos, algunos completamente nuevos, debían sobre todo "reflejar el prestigio del Estado", según la concepción china.
Aunque esas instalaciones olímpicas no fueran concebidas como proyectos rentables a largo plazo, su valor inmobiliario no es en absoluto despreciable, por lo que surgieron las especulaciones sobre su futuro, apunta.
El estadio olímpico, que entró en la historia con la denominación de Nido de Pájaro, debido a su peculiar arquitectura, hoy puede ser visitado por el público.
El 8 de agosto último, exactamente un año después de la inauguración de los Juegos, el estadio, con capacidad para más de 90.000 personas, albergó una competición deportiva por primera vez desde el final de los Juegos, el 24 de agosto de 2008: la Supercopa de fútbol de Italia, que enfrenta al Inter de Milán con la Lazio de Roma.
Las autoridades de Pekín desean dar al Nido un tratamiento de lujo, reservándolo para competiciones de prestigio o conciertos de música de primer orden. El fútbol local está fuera del programa. "El gran problema es el tamaño. Con menos de 80.000 espectadores, el estadio parecerá vacío", dice Greg Paull, responsable de R3, una empresa consultora asentada en la capital china.
Por su parte, el Cubo de Agua también recibe visitantes constantemente y abrió una piscina de entrenamiento al público para aquellos que deseen pagar un poco más, aunque los torneos organizados se cuentan con los dedos de una mano.
Algunos piensan que Pekín pretende conservar una imagen inmaculada de estas instalaciones que recuerdan a los chinos su reencuentro con el prestigio internacional.
"El inconveniente (para las autoridades chinas) es lograr que las instalaciones olímpicas conserven la imagen de éxito de los Juegos", juzga Paul Renner, presidente de Helios Partners China, una consultora de márketing deportivo.
Algunas instalaciones sí han conseguido pasar con éxito a la era post-olímpica, al menos en cierta medida.
El Palacio polideportivo de Wukesong (Burckhardt & Partner) centra la estrategia de la NBA para implantarse en el gigante asiático: en octubre, la liga estadounidense de básquetbol organizó un partido de pretemporada entre Denver Nuggets e Indiana Pacers. También están previstos algunos conciertos de música.
Asimismo, el Estadio de los Trabajadores, completamente renovado para los Juegos en el verano pasado (boreal), fue teatro de muchos partidos amistosos de fútbol, con equipos ingleses dando cátedra. El Nido reencontrará un día, también, el sabor de la competición, estiman los observadores.
"Como primer estadio del país, el Nido albergará seguramente a los próximos Liu Xiang (campeón mundial chino de 110 vallas) del mundo en los meses o años por venir", afirma Grossman.
Cabe aclarar que Pekín hace frente al síndrome post-olímpico que muchas sedes han vivido, con Atenas como peor ejemplo. "Usualmente, las ciudades en que el deporte está encarnado en la cultura popular han sobrevivido mejor al asunto", subraya Paull, dando como ejemplos a Sydney, Atlanta y Los Angeles. Según Renner, el Comité Olímpico Internacional (COI) debería prestar más atención a este problema. "Es algo en lo que tendría que pensar en el futuro, antes de atribuir los Juegos a una ciudad", apuntó. Mientras tanto, a un año de los Juegos de 2008, el Nido sigue sin pájaros.